sábado, enero 13

Ciclo Introductorio de Formación Política sobre el Socialismo


Cinco temas principales 


  1. El proyecto socialista contemporáneo 

El socialismo es una corriente política, social y cultural portadora de un proyecto de emancipación de las opresiones, explotaciones y discriminaciones arbitrarias existentes en las sociedades actuales. Pone desde hace dos siglos el acento en la igualdad sustancial de los seres humanos en su dignidad y derechos y considera que es una condición para que las libertades se extiendan a toda la sociedad, valorando la diversidad individual y la variedad de enraizamientos culturales. Es un proyecto de transformación social orientado a construir avances democráticos hacia un mayor bienestar equitativo y sostenible, en el que cada cual esté llamado a aportar el máximo de sus capacidades. Los sujetos de esa transformación son los que viven de su trabajo y los creadores del mundo de la cultura y la ciencia, junto a las categorías socialmente excluidasSu finalidad última, hoy en condiciones de cambio tecnológico acelerado, de polarización hegemónica del espacio mundial, de perturbaciones climáticas globales de origen humano y de aumento de las desigualdades entre y al interior de las naciones, es que prevalezca un esfuerzo social común para una igualdad efectiva de derechos y oportunidades, que combine la realización individual y de las comunidades de pertenencia y la promoción del interés general. Una economía plural, con un sector estatal, uno de economía social y solidaria y otro privado desconcentrado, debe ser el soporte de un Estado democrático y social de derecho que regule social y ecológicamente los mercados y realice una planificación pública y participativa de la asignación de recursos para lograr los fines nacionales. Su vocación es estar al servicio de la preservación de los bienes comunes, la provisión suficiente de bienes públicos, la distribución de ingresos mínimos universales para una existencia digna, la cobertura de los riesgos de enfermar, perder el empleo o llegar a la vejez sin ingresos, junto al acceso igualitario a la educación, a los avances tecnológicos y a las posiciones públicas, sin discriminaciones de género, sociales, étnicas o de pertenencia a diversidades. 

Lecturas



Gonzalo D. Martner: El derrocamiento. 2023.



Jorge Arrate: Después de la "renovación". 2006.

Enzo Traverso: Memoria del futuro. 2017.

Thomas Piketty: ¡Viva el socialismo! 2021. 




2.  La izquierda y la democracia 

La primera tarea de la izquierda como expresión política del proyecto socialista es la de defender y consolidar instituciones democráticas plenas, plurales y participativas. La democracia es el espacio y límite de su acción, en la que se respeta la alternancia en el gobierno según sea la voluntad ciudadana, sin perjuicio, en su caso, de ejercer el derecho a la rebelión contra toda tiranía. En la dinámica democrática, en lucha contra los poderes oligárquicos, construye su proyecto emancipador a través de un bloque por los cambios de largo plazo tanto de orientación nacional, no sujeta a bloques hegemónicos externos, como popular, al  actuar  para hacer avanzar de manera coherente los intereses y aspiraciones de la mayoría social. 

Lecturas


Norberto Bobbio: https://www.institutoprogresista.org/wp-content/uploads/2018/04/Derecha-e-Izquierda_Bobbio.pdf 

Rosa Luxemburgo: La revolución rusa, 1918.

Noam Chomsky: https://static.nuso.org/media/articles/downloads/2119_1.pdf

Philip Pettit: http://www.terras.edu.ar/biblio.../10/FP_Pettit_Unidad_3.pdf).

Gonzalo D. Martner: https://gonzalomartner.blogspot.com/2020/10/en-defensa-de-la-izquierda.html


3. El feminismo 

El proyecto de alcanzar una sociedad igualitaria basada en el principio de la libertad como no dominación, lleva directamente al feminismo. La no dominación es no estar “a merced de otros, debiendo vivir de una manera que deja vulnerable a algún daño que el otro está en una posición arbitraria de imponer” y cuando “se está sujeto a la influencia arbitraria y sujeto a la voluntad potencialmente caprichosa o el potencial juicio idiosincrático de otro”.  Este principio es enteramente aplicable a la relación patriarcal hombres-mujeres y al triángulo hegemónico específicamente latinoamericano entre el capital, el patriarcado y la herencia cultural colonial.  El feminismo en lo principal, aunque existen variadas definiciones, se propone terminar con la dominación del género masculino por sobre el femenino en todas las esferas de la vida de la sociedad. Esto supone que no debe existir diferencia entre hombres y mujeres en su posición social respectiva y en el acceso a derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales. Y que deben existir derechos sexuales y reproductivos reconocidos por la sociedad, pues las mujeres deben poder tomar decisiones sobre su propia vida y la maternidad con la máxima libertad, confianza y seguridad posibles, con una prevención y un castigo efectivos a la violencia de género, lo que requiere remover los obstáculos a su autonomía y capacidad de autodeterminación e impedir que sean relegadas a roles de cuidado o subalternos en la familia o la actividad política, social y económica o permanezcan en la indefensión en situaciones de violencia o asimetría de poder. 

Lecturas

Julieta Kirkwood: https://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0049932.pdf 

Nancy Frazer: https://newleftreview.es/issues/56/articles/nancy-fraser-el-feminismo-el-capitalismo-y-la-astucia-de-la-historia.pdf 

Silvia Federici: file:///Users/gonzalomartner/Downloads/TDS_map49_federici_web_0%20(1).pdf 

Ludolfo Paramio: https://nuso.org/articulo/lo-que-todo-marxista-vulgar-debe-saber-sobre-feminismo/ 

Gonzalo D. Martner: https://gonzalomartner.blogspot.com/2021/03/por-que-el-feminismo.html 


4. Los desafíos de la realidad histórica latinoamericana y chilena 

La lucha por una sociedad libre e igualitaria choca con la herencia neocolonial en América Latina y Chile, sujeta al afán de hegemonía de Estados Unidos desde la llamada doctrina Monroe que sustituyó al colonialismo europeo. Esta herencia y el fracaso de sus clases dirigentes para alcanzar algún tipo de prosperidad compartida y sostenible, han hecho de este continente el más violento y desigual del mundo, dominado por oligarquías que controlan el poder económico y mediático y buscan extenderlo al poder político, con frecuencia mediante dictaduras. Una oligarquía de muy pocos miembros (el 1%) se apropia de un tercio y más del ingreso. Junto al 10% de la población más rica, suma cerca del 60% del total del ingreso en el continente, mientras el 50% de los trabajadores precarizados o informales, tiene una participación de menos de 10% en los ingresos, con inestabilidad laboral y una baja calidad de vida en ciudades inseguras. Las naciones de América Latina y el Caribe no son un conjunto homogéneo, pero son fruto de una similar realidad histórica de dominio oligárquico y de inserción subordinada en los sistemas de centro-periferia, conducente a una especialización limitada a la provisión de materia primas con escasa elaboración para las cadenas globales de producción. Están llamadas a construir estrategias endógenas de dinamización económica y a evolucionar de manera más integrada y no alineada con los bloques hegemónicos mundialesEn Chile, el 1% concentra la riqueza y el 10% más rico se lleva nada menos que el 60% del ingreso total. Un 20% de los ocupados se beneficia de ingresos altos y un 25% de ingresos medios, mientras un 55% recibe bajos ingresos, ya sea que se trate de asalariados o de trabajadores por cuenta propia. Así, un 80% de los ocupados no es parte de la ampliación de la prosperidad fruto de la acumulación privada de capital.  

Lecturas

Darcy Ribeiro: La nación latinoamericana, 1982.


Javier Rodríguez Weber: https://www.centrobarrosarana.gob.cl/622/articles-75886_archivo_01.pdf 

Norbert Lechner: https://static.nuso.org/media/articles/downloads/2159_1.pdf 

Marcelo Carmagnani: https://www.centrobarrosarana.gob.cl/622/articles-56408_archivo_01.pdf 

Claudio Véliz: https://www.jstor.org/stable/3465955 




5. La representación política y las tareas transformadoras de un bloque por los cambios
 
El sujeto de un bloque por los cambios de contenido nacional-popular es el que reúne al mundo del trabajo, de la cultura y la ciencia y de las categorías sociales excluidas. Este sujeto choca con los intereses de la acumulación ilimitada y concentrada de capital y, en escala latinoamericana, con las hegemonías imperiales a nivel global. Representar a esos mundos y conducirlos a un horizonte común, que avance por etapas y por saltos históricos, es la tarea de la izquierda democrática. La representación de un bloque por los cambios requiere la articulación de intereses diversos en el presente y del presente con el futuro. Los conceptos clave son "consistencia y persistencia", alejados de posturas inmediatistas, de las soluciones supuestamente fáciles a problemas complejos sobre la base de halagar emociones momentáneas, y de la adaptación a los poderes fácticos existentes. Un camino a evitar es sumar reivindicaciones dispersas y estados de ánimo circunstanciales para conformar mayorías electorales efímeras sin proyecto y bajo la conducción de caudillos. La izquierda es la que construye paso a paso un Estado democrático y social de derecho y hace retroceder los espacios de dominio capitalista sobre la economía. Ya no es izquierda aquella que se transforma en casta dominante o cuyos métodos están imbuidos de autoritarismo o de cultura individualista para acceder a espacios de poder personal. Cuando en la izquierda se pierde el sentido de proyecto común y de pertenencia a un colectivo que es político y a la vez social y cultural, alimentado desde la sociedad civil, entonces sus políticas y organizaciones pierden su sentido transformador y requieren volver a sus raíces.

Lecturas

Norbert Lechner: Los nuevos perfiles de la política, 1994.

Gonzalo D. Martner et.al: Esto no da para más, 2020.

Nadia Urbinati: https://nuso.org/articulo/pocos-contra-muchos-urbinati-izquierda-populismo-derecha/

Cecilia Anigstein: https://nuso.org/articulo/307-transicion-ambiental-clase-trabajadora/

martes, agosto 22

Las luces y las sombras, por Gregorio Peces-Barba

EL PAÍS (www.elpais.es)
22-08-2006

La posición de la Iglesia institucional española, sobre todo de algunos cardenales y obispos, no tiene precedente comparado con la postura y el comportamiento de las demás iglesias cristianas, incluidas las católicas en el resto de Europa. Quieren seguir teniendo el monopolio de las luces y de la verdad, no sólo en el campo religioso, sino también en el científico, en el educativo, en el cultural y en el político. Esas pretensiones acabaron en Occidente con el Siglo de las Luces. La extensión a todos los campos del principio evangélico "la verdad nos hará libres" es el impulso y la justificación intelectual de esas posiciones. Sin embargo, es un error histórico esa extensión a un mundo antropocéntrico y secularizado donde el hombre es el centro y está centrado en el mundo. Quizá, lo cierto es que se ajusta a esas condiciones culturales que arrancan de la Ilustración y que tienen como centro la libertad y aseguran su implantación como el cauce para construir verdades en la ciencia, en la educación, en la cultura y en la política. Es la libertad, pues, la que nos ayuda a ser más verdaderos.

Naturalmente, estas posturas de la jerarquía, con la aparición de la democracia, del Estado liberal y de los derechos fundamentales, quedan en Occidente un poco en el vacío. No sé si algún eclesiástico añorará la situación de otras religiones monoteístas, donde los jefes religiosos están por encima y controlan a los políticos elegidos por sufragio universal. Si fuese así, aunque no lo confesasen, deberíamos concluir que están infectados de una grave enfermedad de imposición de la ética privada sobre la ética pública.
Quizá, el último ejemplo de ese delirio es la oposición a la asignatura Educación para la ciudadanía por parte de esos sectores católicos, que ha culminado con la afirmación incomprensible del cardenal Rouco de que puede ser contraria a la Constitución, que puede ser inconstitucional.

Son tesis que recuerdan a la reacción antiilustrada del siglo XIX, donde De Bonald y De Maistre, y Juan Donoso Cortés en España, defienden una sociedad teocéntrica basada en el orden divino expresado a través del pensamiento de la Iglesia Católica. Sus tesis son las mismas de los años cuarenta, un poco moderadas y enmascaradas a través no sólo de apelaciones a la verdadera democracia, que ellos representan mejor que nadie, y de afirmaciones sobre su defensa permanente de los derechos humanos con una inocencia histórica que olvida el "Syllabus" y toda la restante doctrina pontificia desde la "Mirari Vos" a la "Libertas". En realidad, siguen muy influidos por el segundo Donoso Cortés del Ensayo sobre el Catolicismo, el Liberalismo y el Socialismo (1851), del Discurso sobre la Dictadura (1849, en el Congreso de los Diputados), de la "Carta al Director de la Revue des Deux Mondes", de su discurso Sobre la situación general de Europa (1851), de la Carta al Cardenal Fornani (1852) o de "Los sucesos de Roma" (El Heraldo, noviembre de 1848), entre otros. Releyendo la excelente edición del Ensayo del profesor Monereo en Comares aparecen muchas ideas que nuestros señores cardenales y obispos repiten hoy: "El orden pasó del mundo religioso al mundo moral y del mundo moral al político. El Dios católico, creador y sustentador de todas las cosas, las sujetó al gobierno de su providencia y las gobernó con sus vicarios. La idea de autoridad es de origen católico" (Ensayo, página 15); o "No hay verdad que la Iglesia no haya proclamado, ni error al que no haya dicho anatema. La libertad en la verdad ha sido para ella santa; y en el error, como el error mismo, abominable: a sus ojos el error nace sin derechos y vive sin derechos" (Ensayo, página 24). Repudiará a la "democracia insensata y feroz, sin Dios y sin ley que oprime a la unidad y conturba al mundo" ("Los sucesos de Roma", Obras completas, Tomo II, página 183). Un examen de las obras que acabamos de reseñar permite encontrar en todas ellas restos de ese pensamiento. Se unen también otras ideas muy arraigadas en la cultura eclesiástica, que no evangélica, como la miseria humana que desprecia al hombre en el mundo o la de los dos reinos, el de los justos y el de los pecadores, que divide e impide el desarrollo de la igual dignidad de todas las personas. La distinción muy arraigada entre jerarquía y fieles, los pastores y el rebaño de que habla Pío X, o el diferente trato a la mujer en el interior de la Iglesia, son también rasgos que impiden la igual dignidad. La idea kantiana de que somos seres de fines, que no podemos ser utilizados como medios y que no tenemos precio se aplica con dificultad a esa cultura. Controlar y monopolizar, negando la autonomía a la ciencia, a la filosofía y a la política, para estos eclesiásticos no son ideas medievales y superadas, sino ideas vivas y actuantes en su tarea.

Por eso no pueden admitir que la enseñanza de un Estado democrático pueda transmitir los valores de libertad, de igualdad, de pluralismo y de justicia que están en el artículo primero de la Constitución. Tampoco otros complementarios como la tolerancia, la solidaridad y la seguridad. Ni las reglas y los procedimientos que aseguran la convivencia desde el Estado de Derecho. Los valores son monopolio de la Iglesia y de su enseñanza religiosa. De nuevo De Bonald, De Maistre o Donoso Cortés suministran los razonamientos. Ninguna de las verdades históricas, de las conquistas intelectuales, médicas o científicas, les conmueven. Con su inocencia histórica se niegan a reconocer que desde el siglo XVIII han perdido el monopolio educativo y la enseñanza en valores. Sus valores son válidos para los creyentes y no se admite que haya valores secularizados para todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes.

La crítica y la progresiva sustitución de la educación clásica criticada ya en siglos anteriores por Rabelais o Montaigne, especialmente por su concepción pesimista sobre las capacidades del niño, no es aceptable para ellos. Es ya la tesis de la miseria humana desde la infancia. Las posiciones de Condillac, D'Alambert, Rousseau, Filangieri o Condorcet modificaron el escenario. Aparecerá la idea de la educación universal como derecho y como deber desde el desarrollo democrático de la sociedad. La Chalotais, en su Essai sur l'Education Nationale de 1763, planteará la responsabilidad del Estado en la educación nacional. Se propugnará la unificación de los programas, se diseñarán las diversas etapas educativas según las edades de los niños y se impulsarán las lenguas nacionales para sustituir al latín. Condorcet defenderá la igualdad de sexos y de oportunidades educativas para las mujeres, pero será un diagnóstico aún solitario.

En España, Carlos III asumirá las posiciones ilustradas y creará los Reales Estudios de San Isidro en Madrid, proclamando a la enseñanza primaria y secundaria como servicio público. El Conde de Floridablanca creará el Real Seminario patriótico vascongado, que Menéndez Pelayo considerará la primera escuela laica en España. Otros autores, como Jovellanos, Cabarrús o Meléndez Valdés, defienden una enseñanza laica, común para todos los ciudadanos y en diversas etapas desde la primaria a la superior. El Emilio español, el Eusebio, una novela pedagógica del ex jesuita Pedro Montegón, difundirá la nueva pedagogía y sostendrá que la moral puede enseñarse prescindiendo de la religión.

Esta corriente en España se consolidará en el siglo XIX con la obligación pública de una enseñanza única y gratuita bajo la supervisión del Estado. La enseñanza laica, pública y gratuita se generalizará en Francia a partir de la Tercera República, y en Italia a partir de 1870, después de la unidad. En Inglaterra empezó la intervención del Estado con la Ley Gladstone de 1870, y la gratuidad se estableció en 1891. En todos los países en que avanza en el siglo XIX y se completa en el siglo XX la educación nacional obligatoria, gratuita y laica, la escuela se reconvierte en un núcleo de igualdad social y de liberación intelectual, dos objetivos centrales del mundo moderno.

En esa línea, la Constitución de 1978 establece el derecho a la educación, pero permite la enseñanza privada e incluso la puede subvencionar si cumple el objetivo general de la educación, señalado en el artículo 27.2: "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales".

La enseñanza privada, concertada o no, está sometida a estas reglas, aunque además podrá explicitar su carácter propio. Desconocer esta obligación general y esta competencia plena de los poderes públicos en materia educativa es un signo más de la desmesura de la verdad que nos hace libres. Ya dijeron los obispos en 1988 que ellos eran depositarios de verdades que están por encima de las coyunturales mayorías, con el peso de la superioridad de la teología sobre el pensamiento.

Así, se atreven a decir que la Educación para la ciudadanía es incluso inconstitucional. Desgraciadamente para ellos la sociedad no les va a seguir en ese intento teocrático de control. Es una forma más de rechazo real a la modernidad.
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Gregorio Peces-Barba Martínez es catedrático de Filosofía del Derecho y rector de la Universidad Carlos III de Madrid.

lunes, mayo 22

La cooperativa del siglo XXI, La Vanguardia

Una empresa con gestión democrática, ¿es eficiente?Aplicar la práctica "un socio, un voto", hace compatible la función directiva con la dimensión social
El cooperativismo enfatiza los valores que sitúan a la persona en el centro de la gestión y no al capital

JORDI GOULA - 21/05/2006
Si nadie cuestiona las estructuras democráticas de una sociedad moderna, ¿por qué la empresa sigue siendo un mundo dentro de este planteamiento participativo? En la empresa desarrollamos nuestra actividad profesional y en ella pasamos una buena parte de nuestra vida, ¿por qué no podemos participar en sus decisiones? Las tendencias más recientes del management apuntan la necesidad de potenciar el talento y la implicación creciente del equipo en la estrategia empresarial como condiciones ineludibles del éxito, ¿por qué en la mayoría de casos estos planteamientos quedan en papel mojado, mientras proliferan la precariedad y la consideración de los costes laborales sólo como una magnitud a minimizar? Son apenas algunas de las contradicciones que vivimos día a día en el mundo profesional y, la verdad, con pocos visos de cambio. En la empresa cooperativa, sin embargo, afirman que estas contradicciones se han superado en buena manera con sus planteamientos. Con todo, para mucha gente la cooperativa sigue siendo una rara avis.
"Sí, es cierto, pero no nos debería parecer algo extraño, ya que lo único que hace la cooperativa es llevar y aplicar los valores de la democracia y la participación a la actividad empresarial", comenta Xavier López, director general de CLADE, grup empresarial cooperatiu. Y, en tiempos de globalización de la economía, ¿es viable? "Sí, la globalización puede ser una oportunidad para el cooperativismo si es capaz de crecer, generar alianzas y grupos, pero también puede ser una amenaza, si tiende a mantener estructuras pequeñas y atomizadas", responde. "Es bueno no olvidar que en la empresa siempre hay una doble dimensión: las personas y la eficiencia. La clave está en como se gestiona el impacto que tiene el ser eficiente en las personas. En este sentido, el cooperativo es un modelo muy moderno, ya que la integración del capital humano en el proyecto empresarial es muy alta. Por tanto, ello debe redundar en los resultados", comenta Eduard Brull, director general de Grup Qualitat.
También hay autocrítica, y ello es importante. "El cooperativismo no es el mundo ideal. Criticamos lo que las empresas predican y luego no llevan a la práctica, pero en las cooperativas también es complejo aplicarlo. Cuando entra una persona, viene a trabajar, no entra como cooperativista. Nuestro reto empieza aquí. Cómo lo llegamos a implicar en la vida cooperativa, en el perfil social de todos. Hacerle ver las ventajas", explica Miquel Angel Oliva, director general de Abacus. Estas ventajas pueden sintetizarse en el reparto de beneficios en función de lo que se ha decidido entre todos; en poder incidir a través de las personas que se deleguen en las decisiones estratégicas; en una mayor transparencia; en más estabilidad laboral, ya que hay un compromiso de mantenimiento del puesto del socio; en que el componente de innovación es más abierto que en otro tipo de empresas y, sobre todo, en una vertiente transformadora de entender y plantear las relaciones laborales, una transformación centrada en las personas... De todos modos, los tópicos ahí están. Hay quien se pregunta, ¿cómo se le va a prestar dinero a una empresa regida por una asamblea? "Esta batalla de las entidades financieras la hemos ganado", dice Oliva, mientras López añade que "el modelo cooperativo que defendemos es el que separa totalmente la vertiente societaria de la ejecutiva". En este modelo cooperativo la asamblea de socios hace de junta de accionistas, mientras el consejo rector adopta el papel de consejo de administración. El director general lidera la estrategia enjel día a día y rinde cuentas al consejo rector. Ermen Llobet, socio fundador de Ecotècnia, apunta un aspecto clave. "La diferencia entre la cooperativa y el resto de empresas es de altura de gestión, no tanto de modelo. A nivel ejecutivo, no hay diferencias en el modelo de gestión, sino en el estilo, que es mucho más involucrador. Un directivo medio, por ejemplo, encuentra un valor añadido superior en la cooperativa, ya que puede catapultar más sus conocimientos. Sus esfuerzos se ven recompensados por un alto nivel de participación en la empresa". Para Brull, "el director general de una cooperativa afronta los mismos problemas que sus competidores, pero nuestra gente está implicada de forma más natural en el proyecto. La Responsabilidad Social, que en muchos casos no es más que un maquillaje en muchas empresas, para nosotros está en el centro de la actuación. Por lo menos, tenemos los instrumentos para ir por el buen camino". Uno de los aspectos complejos es el del abanico salarial en la cooperativa. Oliva explica que "hace tres años la escala salarial era de uno a tres y no podíamos retener talento. Se ha pasado a otra de uno a 6,8, haciendo mucha pedagogía hasta que la gente lo ha entendido y aprobado". Para Brull, "en la retribución tendemos a ser más espartanos que el mercado y hemos de ser competitivos". Pone como ejemplo a seguir el de Mondragón. "Es un sistema que funciona bien. La banda baja está algo por encima del mercado y la banda alta algo por debajo". Llobet cierra la reflexión, "los valores están en la base del modelo cooperativo. Venimos de un siglo dominado por ideologías y debemos enfatizar los valores que derivan de situar la persona en el centro de la actuación y no al capital".

miércoles, mayo 17

Luchar contra la pobreza con una ayuda adecuada, Jeffrey Sachs

Opinión

El mundo en desarrollo a menudo se parece al tráfico de una carretera. Países como China, India y Chile avanzan en un sentido de rápido crecimiento económico, que reduce las diferencias tecnológicas con los países desarrollados, mientras que naciones como Nepal, Níger y Sudán se precipitan en sentido opuesto, cada vez con más disturbios, enfrentamientos, sequía y enfermedades. Los costes del fracaso económico son enormes para todo el mundo, ya que los conflictos, el terrorismo, el tráfico de drogas y los refugiados sobrepasan las fronteras nacionales.
Pero los conductores pueden cambiar de sentido, y también los países. India, China y Chile difícilmente se podían considerar historias de éxito en los años sesenta y setenta. Los tres estaban agitados, acuciados por la pobreza, el hambre y la inestabilidad política. Su transformación económica demuestra que los "casos perdidos" de hoy pueden ser los mercados emergentes del mañana.
Quienes afirman que la ayuda exterior no funciona -y que no puede funcionar- están equivocados. Esos escépticos hacen carrera fomentando el pesimismo, al señalar los múltiples e indudables fracasos de anteriores campañas de ayuda. Pero lo cierto es que podemos ayudar a garantizar el desarrollo económico adecuado de los países más pobres. Podemos ayudarlos a escapar de la pobreza. Y debemos hacerlo por nuestro interés nacional.
El primer paso para salir de la pobreza rural casi siempre supone aumentar la producción de alimentos y poner fin a los ciclos de hambruna. La salida de Asia de la pobreza durante los últimos 40 años empezó con una "revolución verde". La producción de alimentos se duplicó o se triplicó. La Fundación Rockefeller colaboró en la obtención y la difusión de semillas de alto rendimiento; y la ayuda estadounidense permitió a India y otros países proporcionar abonos y semillas subvencionados a los agricultores pobres. Cuando consiguieron tener unos ingresos, los campesinos pudieron pasar a la creación de pequeñas empresas.
El segundo paso para salir de la pobreza es la mejora de las condiciones sanitarias, empezando por la mejora de la nutrición, el agua potable y los servicios sociales más básicos. En las historias de éxito asiáticas, la mortalidad infantil ha disminuido drásticamente, lo cual, a su vez, ha reducido el tamaño de las familias, porque los progenitores pobres empezaron a confiar en que sus hijos sobrevivirían hasta la edad adulta.
El tercer paso consiste en salir del aislamiento económico para introducirse en el comercio internacional. Chile, por ejemplo, se ha convertido en las dos últimas décadas en el principal proveedor de fruta de EE UU fuera de temporada, gracias a la creación de unas cadenas de suministros altamente eficaces. China e India han prosperado como exportadores de mercancías manufacturadas y servicios, respectivamente. En los tres casos, las relaciones comerciales dependían de la mejora de la conectividad: carreteras, energía, telecomunicaciones, Internet e introducción de contenedores para el transporte.
Hoy, a los escépticos les gusta afirmar que África está demasiado atrasada y es demasiado corrupta como para llegar a ser como China o India. Se equivocan. Una revolución verde, una revolución sanitaria y una revolución de la conectividad están al alcance de África. Los ingenieros y científicos ya han desarrollado las herramientas necesarias. El proyecto Aldeas del Milenio, desarrollado por mí y un grupo de compañeros, se está expandiendo con rapidez en 10 países africanos y está demostrando que esa triple transformación -verde, sanitaria y de conectividad- es factible. Las variedades de semillas mejoradas, los abonos, el regadío y los camiones han contribuido a convertir el hambre en cosechas extraordinarias en sólo una o dos temporadas.
La malaria está controlada. Los agricultores tienen acceso a la capital para pasar de las cosechas de subsistencia a los cultivos comerciales. A los niños se les trata contra las lombrices y reciben una comida a mediodía que ayuda a garantizar que estén sanos y asistan a la escuela.
Los escépticos afirmaban que los campesinos africanos no obtendrían más alimentos, que los fertilizantes se perderían, que cortarían las mosquiteras de las camas para hacer velos de novia y que los funcionarios locales bloquearían el progreso. Está ocurriendo lo contrario. En cualquier parte del mundo, los más pobres de entre los pobres desean una oportunidad para mejorar el futuro, en especial el de sus hijos. Denles herramientas y las aprovecharán.
Los escépticos de la ayuda, como William Easterly, autor del reciente libro The White Man's Burden, son legión. En lugar de señalar los fracasos, debemos amplificar los éxitos, incluidas la revolución verde, la erradicación mundial de la viruela, la expansión de la alfabetización y, ahora, la promesa de las Aldeas del Milenio.
Los criterios para que las ayudas tengan éxito están claros. Deben tener un objetivo definido y ser específicas, medibles, responsables y ampliables. Deben fomentar la triple transformación de la agricultura, la sanidad y las infraestructuras. Deberíamos proporcionar a las aldeas una ayuda directa que se pueda calibrar y controlar.
El proyecto Aldeas del Milenio se basa en la participación de la comunidad y en que ésta se responsabilice de garantizar que los abonos, las medicinas y demás ayudas se emplean adecuadamente. Millennium Promise, una organización de la que soy cofundador, propugna y amplía el avance del proyecto Aldeas del Milenio. Se ha unido a Cruz Roja, Unicef, la Fundación de Naciones Unidas, los Centros para el Control de Enfermedades y la Organización Mundial de la Salud para instalar mosquiteras contra la malaria en las camas de los niños de África.
En este mundo frágil y plagado de conflictos debemos valorar la vida en todas partes frenando las enfermedades y las muertes innecesarias, promoviendo el crecimiento económico y ayudando a garantizar que la vida de nuestros hijos sea muy preciada en el futuro.
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Jeffrey D. Sachs es director del Earth Institute de la Universidad de Columbia y autor de El fin de la pobreza.

lunes, mayo 15

Referendos en la niebla, por Manuel Castells

13/05/2006- La Vanguardia (www.lavanguardia.es), extracto.
La paradoja de los referendos políticos es que expresan a la vez la democracia directa y la aclamación plebiscitaria. Desde mi experiencia californiana he vivido la práctica del referéndum como forma directa de hacer llegar a los ciudadanos, y convertir en ley, innumerables iniciativas variopintas que no llegan a ser procesadas por el sistema político. Como en otros países de tradición referendaria, el origen del gobierno por iniciativa popular se encuentra en la desconfianza de los ciudadanos con respecto a sus representantes políticos. Es por tanto un correctivo a la democracia por delegación. Pero la capacidad de un grupo de interés para llegar a los votantes directamente depende de su incidencia en los canales de comunicación, tanto en los grandes medios como en las diversas formas de difusión del mensaje. Lo cual favorece, por un lado, a aquellos que tienen arraigo militante; por otro lado, a aquellos que disponen de recursos que les permiten la presencia en los medios de comunicación y en la sociedad. Por tanto, el dinero y la ideología prevalecen sobre los partidos y las instituciones políticas. Los resultados del proceso son diversos, pero en general el dinero manda y las emociones del momento deciden. Pero también existe la tradición referendaria desde el poder, cuando los gobiernos intentan santificar con la legitimidad de un plebiscito popular decisiones importantes, generalmente de ámbito constitucional. Cuando funciona correctamente este mecanismo los textos así aprobados se revisten del manto original de la soberanía popular. En la mayoría de las democracias su uso es excepcional por los riesgos que presenta. Cuanto más importante es el contenido de un referéndum más se arriesga el sistema político a un movimiento de opinión inesperado que eche al traste el complicado encaje de bolillos que suele estar detrás de un texto constituyente. Así, los referendos se plantean para situaciones límite o cuando cuentan con un tal apoyo político organizado que el riesgo parece menor. Es en este último supuesto cuando pueden producirse terremotos políticos. Sin ir más lejos, la derrota del referéndum sobre la Constitución europea en Francia y Holanda obligó a replantearse el proceso de construcción europea. Y el rechazo se produjo pese a contar con el apoyo al sí de los grandes partidos, de las instituciones del Estado y de los medios de comunicación. Sabemos que el no a la Constitución europea fue un rechazo generalizado a la clase política. Y aquí está el quid de la cuestión. La claridad de la consulta referendaria depende de la relación de confianza que exista entre los ciudadanos y sus representantes. Y en particular, con quienes plantean el referéndum. Si esa relación está enturbiada por la sospecha y la decepción, se sabe lo que se pregunta en el referéndum, pero no se sabe lo que se responde. El sí o el no se convierten en expresión de apoyo o rechazo a los proponentes de la pregunta por motivos de muy distinta índole que además varían en distintos sectores del electorado. Si la relación entre política y sociedad es nebulosa, los referendos se celebran en la niebla.

lunes, mayo 8

Entrevista con Alvaro García Linera, Vicepresidente de Bolivia

"En Bolivia, no estamos pensando en socialismo sino en revolución democratizadora"
Franklin Ramírez y Pablo Stefanoni
Alvaro García Linera es vicepresidente boliviano, matemático y sociólogo autodidacta. Con 44 años de edad tiene cinco encima de prisión, varios librospublicados y una vida de búsqueda intelectual. En ese camino exploró "obsesivamente" la idea de Marx de los pueblos "sin historia" y llegó a conclusiones que lo unieron a Evo Morales.
-¿Cómo fue su trayectoria intelectual?
-Soy una persona que vivió la adolescencia en un período de gran inestabilidadpolítica: elecciones, golpes de Estado, elecciones, más golpes de Estado,en un ambiente cargado de movilizaciones, de proyectos, de debates, de utopías. Estoy hablando de fines de los años '70 y creo que eso influye en un tipode acercamiento personal a la política y a las ciencias sociales. En 1979, a los 17 años, viví el primer gran bloqueo indígena de la historia moderna de Bolivia. Era difícil de entender lo que estaba pasando y en ese ambiente busqué la ayuda de las ciencias sociales, de la sociología, de la economía, pero más como autodidacta. Sin embargo, me sentía distante de las organizaciones partidarias, tenía un abordaje un poco intelectualizado de la política. Había comenzado a estudiar matemática porque creía que las ciencias sociales podía aprenderlas solo, y decido continuar mis estudios en México. El contexto centroamericano influye mucho en mi percepción de la política, especialmente la guerrilla salvadoreña, y politizó mis lecturas. Paso de una orientación más filosófica y abstracta del capital, de la dialéctica de Hegel, de Kant, a una mirada más práctica. Entonces comienzan mis lecturas más leninistas, digamos así, para comprender mejor lo de la gestión de lo político. Esto ya es en los años '80 y, al acabar la carrera, regreso a Bolivia con una posición de mayor involucramiento político.
-¿Cómo influyó el conocimiento de los movimientos insurgentes centroamericanos en su evolución intelectual?
-Había dos elementos importantes: la lucha armada como modo de resolución o de conquista del poder y, en particular, el tema étnico. En Guatemala escucho por primera vez en un debate político el tema de la multiculturalidad. Aun cuando ya era un momento de reflujo, la guerrilla guatemalteca logra incorporar este elemento en el debate a partir de la presencia de los mayas. Esto para mí es en extremo novedoso. Y con esos bagajes regreso a Bolivia, y aquí intentamos (junto a Raquel Gutiérrez, su pareja de entonces) construir una estructura política principalmente obrera porque los mineros eran el eje de la política contestataria en Bolivia, e iniciamos un largo debate, que perdura en alguna medida hasta el día de hoy, contra el trotskismo y el stalinismo, representado por el Partido Obrero Revolucionario y el PC. Luego conocemos a un grupo de líderes indígenas, jóvenes todavía, que venían de las corrientes kataristas e indianistas de los '70 que denunciaban el "colonialismo interno".
-Ahí se va produciendo un giro hacia lo étnico-nacional.
-Iniciamos una relectura, o más bien una ampliación de nuestra mirada, desde lo obrero hacia la temática de lo nacional y lo campesino-indígena, más centrado en lo que se denomina "identidades difusas". Ahí se inicia una etapa -hacia1986- que se mantiene hasta hoy, de una preocupación en torno de la temática indígena y de la construcción de la nación. Dedico mi tiempo a escribir varios libros, unos polémicos, en debate contra la izquierda tradicional predominante,y otros que anticipaban trabajos con mayor abstracción. Ahí comienza una obsesión, que mantuve durante diez años, de rastrear lo que Marx había dicho sobre el tema y comenzamos a escudriñar sus cuadernos, sus textos sobre los"pueblos sin historia" del '48, los Grundrïsses, los textos sobre la India y China, y sus cartas a Vera Zasulich, incluso sus manuscritos etnológicos y otros, inéditos sobre América latina, que están en Amsterdam. Viajamos allá a consultarlos. Algunos compañeros me reñían por esto: no veían bien que en momentos de tanta intensidad de la lucha política yo estuviera revisando archivos. Comienza una obsesión, con distintas variantes, a fin de encontrar el hilo conductor sobre esa temática indígena desde el marxismo, y creyendo que era posible que el marxismo pudiera dar cuenta de la fuerza de la dimensión, del contenido y del potencial de la demanda étnica nacional de los pueblos indígenas. Ello implicaba múltiples peleas, en textos menos académicos y más polémicos, con la izquierda boliviana para la cual no había indios sino campesinos. Se trataba de una pelea marginal porque éramos un grupo de personas que no influíamos en ninguna parte, nos dedicábamos a repartir nuestros panfletos, nuestros textitos, nuestros policopiados de 50 páginas en las marchas, en las minas. Pero ahí se inicia una polémica.
-Luego viene el intento de formar el Ejército Guerrillero Túpac Katari y la prisión.
-En los años '85 y '86 convergen intelectuales, jóvenes, muy jóvenes, obreros de las minas especialmente en proceso de radicalización y un conglomerado de líderes campesinos e indígenas provenientes de las filas del indianismo katarista. En esta primera etapa, toda la actividad se centra en el trabajo político en las minas, en las asambleas, en producir panfletería, crítica a las posiciones de izquierda tradicional con una consigna clara: "Va a haber una prueba de fuerza, y esa prueba va a dirimir la nueva época". Esa prueba de fuerza fue en 1986, la Marcha por la Vida de los mineros contra el desmantelamiento de la Corporación Minera de Bolivia. Los obreros salen derrotados políticamente, ni siquiera hay necesidad de una salida militar, se desmorona el movimiento y comienza el desbande.
-¿Y esa derrota abre el camino a una orientación hacia las comunidades indígenas?
-Desde ese momento nos trasladamos con todo ese bloque de intelectuales y mineros a potenciar el trabajo en el campo junto con los indianistas. Se va construyendo un escenario más potente de autodeterminación de lasnacionalidades indígenas, especialmente la aymara. Hay un fuerte énfasis en la posibilidad de una sublevación indígena, en la idea de que la emancipación indígena pasa obligatoriamente por una sublevación de comunidades. Quispe teoriza ahí sobre la guerra de los ayllus, tiene la imagen de una toma del poder mediante una sublevación de ayllus y comunidades, es decir, no se estructura un imaginario guerrillero sino un escenario de emancipación de masas. Se inicia un proceso que luego va a dar lugar al EGTK y a ejercicios de formación militar en las comunidades; primero en el Altiplano, con militantes del viejo indianismo de los '70, luego en Potosí, en el Chapare, en Sucre. Era una dinámica fuerte.
-Luego viene la desarticulación del grupo y la cárcel. ¿Cómo se desarrolla su actividad intelectual posterior desde la prisión?
-Al saber que no iba a contar con muchos libros, que no tendría mi biblioteca disponible, decido dedicarme sólo a unos cuantos libros, a trabajarlos de un modo mucho más profundo. Continúo con parte de mis trabajos teóricos y escribo Forma valor, forma comunidad, que es una lectura enteramente dedicada a El Capital bajo la obsesión de trabajar el tema del valor de uso, el valor de cambio y de las lógicas organizativas de la modernidad para hacer un contrapunto con las lógicas organizativas del mundo andino. Fueron cinco años de encierro. Creo que es mi libro mejor logrado por el tiempo que pude dedicarle, por la paciencia que tuvimos en armar las transcripciones. Fue un curso acelerado de antropología andina, de etnohistoria andina y de economía agraria. Al salir de la cárcel, inmediatamente me incorporé a la academia, incluso retomo el tema del mundo obrero, pero desde una perspectiva más sociológica. De allí saldrán Reproletarización, sobre el mundo obrero fabril en Bolivia y sus cambios organizativos y tecnológicos, y La condición obrera, sobre la nueva minería. Las conclusiones generales son que los obreros no han desaparecido, pero ha habido una modificación sustancial de la estructura material de la condición obrera, de la identidad obrera y de la composición política y cultural de la clase obrera. De allí se deriva una explicación de por qué la Central Obrera Boliviana se extingue como movimiento social unificador del país. En los últimos años he desarrollado varios estudios de los movimientos sociales, incorporando teorías más modernas como las de Charles Tilly, Pierre Bourdieu y Norbert Elias.
-Usted pasó de la acción insurgente a la academia, y de ahí osciló entre los medios y la política. ¿Cómo ve el papel del intelectual en un campo universitario como el de América latina, poco institucionalizado y en medio de una nueva oleada de politización social?
-En los años '90 se instaló la creencia de que había que separar la política de la academia o la idea de un campo académico autónomo, pero eso fue una ilusión. La promesa de un academicismo mucho más sólido, coherente, fundado en bases propias, acabó en un academicismo que servía de legitimador ideológico del proyecto político y económico neoliberal. Cuando revisas desapasionadamente la producción de los años '90 te das cuenta de la pobreza investigativa, conceptual, de la abundancia de retórica y sentido común de una gran parte de esa producción. Creo que ahora se presenta un nuevo reto para la producción intelectual: la capacidad de construir críticamente categorías, argumentos y razones, y no simplemente panfletería política pero, a la vez, que sepa recoger estas señales y la riqueza de la sociedad, no solamente de losmovimientos sociales. Ahí está el gran reto de continuar esta larga trayectoria del intelectual latinoamericano y boliviano que rompe esa falsa asepsia ideológica a lo Vargas Llosa. Sin embargo, no se requiere que frente al intelectual neoliberal cooptado por el discurso estatal surja un intelectual de los movimientos sociales que haga la apología de la acción colectiva sino un intelectual crítico con el poder existente y con las fuerzas emergentes. Parte de eso, sin duda, puede ser utilizado por los movimientos sociales y parte no; les va a doler que reflexionen sobre sus límites, y ahí está el pedazo de autonomía de la reflexión intelectual de no acallar o forzar sus reflexiones a favor de talo cual.
-¿Es un problema ser a la vez sociólogo crítico y vicepresidente?
-No, al contrario, es una excelente combinación, porque permite analizar con una frialdad siberiana lo que está sucediendo y tus acciones. Y como vicepresidente ves algunas cosas que jamás verías desde tu gabinete de sociólogo.
-Varios medios hablan de "evismo" para referirse a este gobierno.
-El "evismo" plantea una ruptura con respecto a anteriores estrategias de lucha por el poder, es un proyecto de autorrepresentación de los movimientos sociales, de la sociedad plebeya. Es un nuevo horizonte que no nace de la teoría sino que se va implementando en la práctica y puede aportar una interesante veta de análisis a las corrientes neomarxistas. Un segundo elemento que podría definir al "evismo" es un indianismo flexible capaz de convocar a los sectores no indígenas, mestizos, sectores medios urbanos. En términos didácticos podríamos decir que la Revolución Nacional de 1952 despierta al indio a la ciudadanía, pero trata de diluirlo en el mestizaje y le bloquea las posibilidades de desarrollo político. Cincuenta años después, el indio se postula como un sujeto político autónomo que propone un nacionalismo expansivo, una nación con "unidad en la diversidad" como lo ha repetido tantas veces Evo Morales. La experiencia que estamos viviendo en Bolivia replantea todo el debate sobre la lucha por el poder, incluso las propuestas de Antonio Negri. ¿Qué es un gobierno de los movimientos sociales? ¿Es posible? ¿Cómo se operará la relación entre lo político y lo social?
-Usted habló de capitalismo andino.
-Con esa expresión, más bien teórica, hice referencia a que las estructuras materiales de las rebeliones sociales desde el 2000 son las pequeñas economías familiares, tanto en el campo como en la ciudad. Son los pequeños productores los que se han rebelado: campesinos, cocaleros, artesanos, microempresarios, cooperativistas mineros. Y no va a haber revolución socialista en una nación de pequeños productores. El "evismo" visualiza estas múltiples modernidades, el pequeño campesino del Altiplano no va a ser un farmer, pero puede tener tractores o Internet. Siempre lo moderno subsumía lo tradicional, ahora pensamos en una articulación diferente y no subordinada entre estas dos plataformas que van a perdurar en los próximos 50 o 100 años. No estamos pensando en el socialismo para el futuro próximo sino en una profunda revolución democrática descolonizadora.

martes, mayo 2

Poder de clase, poder de género, por Vicenc Navarro

EL PAÍS - Opinión

Según los últimos datos provistos por la Agencia Estadística de la Unión Europea, España es, junto con Portugal, el país que tiene el gasto público por habitante más bajo de la UE-15 (la Unión con 15 miembros); esta situación deficitaria se presenta en prácticamente todos los componentes de tal gasto. El gasto público por habitante en temas sociales (que incluyen los servicios públicos del Estado del bienestar, como sanidad, educación, servicios sociales y vivienda social, entre otros, así como las pensiones y otras transferencias sociales) es, también, el más bajo de la UE-15. En realidad, España se gasta mucho menos en su Estado del bienestar de lo que le corresponde por el nivel de riqueza económica que tiene. Nuestro PIB per cápita (que mide el grado de desarrollo económico del país) es ya el 90% del PIB del promedio de la UE-15 y, sin embargo, el gasto público social por habitante es sólo el 62% del promedio de la UE-15. España debería gastarse alrededor de 66.000 millones de euros anuales más para alcanzar el gasto social per cápita que le corresponde por su nivel de riqueza. Una situación semejante, por cierto, ocurre en el capítulo de infraestructuras como carreteras, ferrocarriles y otras comunicaciones.
Una de las causas más importantes de esta pobreza del gasto público social es el enorme poder que el 25-30% de renta superior de la población española (que incluye los sectores sociales que solían llamarse la burguesía, la pequeña burguesía y clases profesionales de renta alta) ha tenido históricamente y continúa teniendo en la cultura mediática y política del país y en los aparatos económicos del Estado (ver Navarro V. El subdesarrollo social de España. Causas y consecuencias. 2006). La enorme influencia que este grupo social tiene sobre el Estado y sobre los medios de información y persuasión, y su resistencia a pagar impuestos es lo que explica el bajo gasto público. La baja presión fiscal de España, la más baja de la UE-15, 34,8% del PIB, comparado con un 41% en el promedio de la UE-15, se debe, en gran parte, a que la contribución al erario público de este sector pudiente de la población es también de los más bajos de la UE-15, mucho menor que la de sus homólogos. Este sector pudiente de la población no es consciente de este déficit de gasto público social, pues no lo sufre en carne propia: lleva a sus hijos a las escuelas privadas (gestionadas en su mayoría por la Iglesia, que reciben los subsidios públicos más altos de la UE-15) y va a la sanidad privada (o bien reciben trato preferencial en la pública) cuando cae enfermo. Mientras tanto, informe tras informe de la OCDE y de la UE que analizan la situación de los distintos componentes del Estado del bienestar de sus países miembros señalan el gran retraso social de España, retraso que se debe, en gran parte, a la citada pobreza de recursos en sus servicios públicos.
Otro indicador del enorme poder de clase de tales sectores (al cual hay que añadir el poder de género, que determina que dentro de la pobreza del gasto público social el más bajo sea precisamente el que se gasta en los servicios públicos como escuelas de infancia y servicios de dependencia, que benefician particularmente a las mujeres) es la creencia liberal de que hay que bajar los impuestos; creencia reproducida incluso en sectores liberales de las izquierdas, incluidos algunos economistas del Gobierno socialista español, uno de los cuales, a raíz de una reflexión sobre el futuro del socialismo cuestionó recientemente "si hoy alguien puede defender a estas alturas del siglo que un programa socialdemócrata debe estar a favor de más impuestos y más gasto público".
Este dogma liberal va acompañado de otro que señala la necesidad no sólo de equilibrar las cuentas del Estado, sino incluso de alcanzar un superávit en tales cuentas. Consecuencia de esta creencia, estamos viendo hoy en España (el país de la UE-15 que tiene un gasto público más bajo) un superávit mayor (un 1,1% del PIB) que el que cualquier Gobierno tenga en dicha Unión; lo cual se justifica refiriéndose a la experiencia de las socialdemocracias escandinavas (y, muy en particular, de la sueca) que tradicionalmente han tenido superávit en sus presupuestos estatales, olvidándose, sin embargo, que tales países tienen el gasto público (53,3% del PIB) y la presión fiscal más elevados de la UE-15 (47,5% del PIB). Tener un superávit en el presupuesto del Estado y, a la vez, bajar los impuestos es condenar a España a estar a la cola de Europa, pues el enorme déficit de gasto público social no puede resolverse sólo a base del elevado crecimiento económico. En realidad, ha sido el elevado gasto público de los países escandinavos de tradición socialdemócrata lo que les ha permitido un extenso Estado de bienestar (que ha ofrecido seguridad a la población, incluyendo la laboral) y unas potentes infraestructuras que han facilitado su respuesta a los retos de la globalización (estos países son los más globalizados de la UE-15), siendo los países más competitivos de esa Unión. La escasa calidad del crecimiento económico español (con escaso valor añadido) y la elevada inseguridad en su mercado de trabajo derivan precisamente de la pobreza de su gasto público. Esta pobreza de gasto público, por cierto, está también contribuyendo a las enormes tensiones interterritoriales en España. Es sorprendente que barones en todos los partidos políticos, que sacan pecho en defensa de su territorio, hayan guardado durante todos estos años un silencio ensordecedor sobre el enorme déficit de gasto público existente en toda España, déficit que es mucho mayor que la suma de todos los déficit fiscales territoriales existentes en nuestro país. Y ninguno de ellos ha levantado la voz pidiendo un aumento de los impuestos.
En Cataluña, al enorme déficit de gasto público se le han sumado en esta Comunidad Autónoma unas políticas de clase llevadas a cabo con gran dureza por el Gobierno de derechas anterior, resultado de las cuales, la escuela privada (en su mayoría religiosa, que recibe el subsidio más elevado de España) ha estado ofreciendo 1.050 horas más al año que la escuela pública; con lo cual los graduados de la privada (pertenecientes a los sectores más pudientes de la sociedad catalana), al terminar la escuela, han ido nada menos que un año más que los graduados de la escuela pública (pertenecientes en su gran mayoría a las clases populares). Estamos viendo ahora una gran movilización de clase (que incluye el mundo financiero, empresarial y mediático) para que el Gobierno socialista español cambie de alianzas, reproduciendo la alianza del periodo 1993-1996 (PSOE-CiU), cuando, bajo la dirección del mismo equipo que dirige hoy las políticas económicas del Gobierno español, se redujo el gasto público social por habitante, iniciándose una política de austeridad social que fue continuada por la alianza PP-CiU que le siguió.
Tal sensibilidad liberal -reflejada también en los nombramientos económicos hechos o propuestos por parte del Gobierno, incluyendo el de consejeros del Banco de España- está dificultando todavía más la realización de la promesa realizada en el programa del PSOE de converger con el gasto público social por habitante del promedio de la UE-15.
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Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra.

miércoles, abril 26

Tu mundo público, mi mundo privado, por Antonio Valencia

EX MINISTROS O ALTOS FUNCIONARIOS DE GOBIERNO EN DIRECTORIOS DE CUESTIONADAS EMPRESAS

Viera-Gallo y Rincón a Provida, Rodríguez Grossi a Chiletabacos, Etchegaray a Celco, Solari a Transantiago y Estévez a Endesa. Como no está regulada, la práctica genera polémicas. “Si les piden hacer lobby, eso es tráfico de influencias”, advierten los expertos.

La Nación
No ocurre en empresas cualquiera. Se trata de mega conglomerados que han alimentado la agenda pública con sus legítimos intereses de mercado, pero que han generado más de alguna polémica. El último ejemplo es bien cercano: la batalla interna en la DC por el ingreso al directorio de Provida de la ex superintendenta de Previsión Social y ex intendenta de Santiago, Ximena Rincón, desató una vez más el debate.
Sin embargo, no es la única. El ex senador José Antonio Viera-Gallo (PS) también pasó a integrar el directorio de la AFP más grande e importante del país, la misma que hace unas semanas propuso elevar la edad de jubilación de las mujeres a 65 años. El punto es que algunos miran de reojo que dos potentes personajes de la Concertación sean tentados y luego acepten formar parte del gigante previsional en tiempos en que el Gobierno fijó como prioridad abordar la reforma del sistema.
Envuelta en una disputa eleccionaria interna, la diputada Alejandra Sepúlveda abrió los fuegos contra Rincón. “No es adecuado ni bueno que gente que estuvo en cargos importantes en el Gobierno se pase a la vereda de enfrente, y de defender los intereses de la gente defienda a los accionistas, menos aun con el grado de información y vínculos que posee, más cuando fue superintendente de Previsión Social”, apunta la parlamentaria.
Y hay más ejemplos. Todos recientes. En plena crisis por los cisnes de cuello negro, la Celulosa Arauco reclutó al ex ministro Alberto Etchegaray, quien en la actualidad ejerce como presidente del directorio de la empresa. Chiletabacos, otra controvertida empresa en lo que a lobby político se refiere –sobre todo en tiempos de leyes antitabaco-, acaba de fichar al hasta hace poco ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi (DC).
Otro de los ejemplos recientes es la mudanza del ex ministro del Trabajo, Ricardo Solari, que ahora forma parte de la colombiana Alsacia, una de los principales firmas que opera en el Plan Transantiago. Endesa también allegó en sus oficinas a un ex ministro: Jaime Estévez pasó del MOP a la multinacional que tiene en alerta a ambientalistas con sus megacentrales hidroeléctricas.
Nada de esto es ilegal, “pero debiera estar regulado, debiera haber algún tipo de restricción para evitar los conflictos de intereses”, opina Guillermo Holzmann, cientista político de la Universidad de Chile. Nada de esto tiene que ver con poner en duda la capacidad y probidad de los involucrados, sino con fortalecer la democracia. “Chile tiene hoy una debilidad política y democrática en esto”, expresa Holzmann.
No asumir esta realidad mediante una ley, añade Holzmann, gatilla “dudas razonables de la ciudadanía que cuestiona cómo dicho ex alto funcionario público va a utilizar su red de contactos en el Poder Ejecutivo, el Legislativo e incluso en el Judicial. No es casual, en consecuencia, que las empresas privadas busquen precisamente a este tipo de altos personeros para generar condiciones ante los órganos del Estado para pavimentar sus negocios”.

Puerta giratoria
Tomás Chuaqui, director del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica, no se sorprende con el tránsito del mundo público al mundo privado, dinámica conocida como ‘puerta giratoria’. “Que esto ocurra no debiera sorprender a nadie. Chile nunca ha tenido una regulación fuerte en este sentido -sostiene Chuaqui-, básicamente por falta de voluntad política, pues es pedir al propio sistema político que se autorregule. Y claro, como a las empresas les conviene tener en sus filas personas que han trabajado en el Gobierno...”
Y claro, “no se trata de dudar de la fe pública de nadie”, insiste Chuaqui, pero son estos vacíos los que empujan a la ciudadanía a hacerse una pregunta: “¿Por qué no pensar que esta persona que estuvo en un cargo público hizo su trabajo con vista a conseguir posteriormente un cargo en determinada empresa privada? Regular -sentencia el académico de la UC- es velar por la fe pública”.
El actual estado de cosas, completa la cientista política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Marcela Ríos, “no le hace bien a la democracia”. El tránsito del mundo público al privado, “y también los vínculos entre algunas empresas privadas que hacen negocios con el Estado deben ser controlados”. En pocas palabras se trata de “regular los intereses privados en la política”, aclara Ríos.
No hacerlo, insiste Holzmann, expone al ex ministro o alto funcionario público a que determinada empresa le solicite explícitas gestiones antes organismos del Estado para conseguir sus objetivos comerciales. En otras palabras, si le pide que sea un lobbysta de la empresa, “eso directamente se llama tráfico de influencias, por eso el riesgo”, repone el académico de la Universidad de Chile.
¿Qué queda entonces para el ciudadano común y corriente que no tiene ni redes ni contactos ni vínculos que lo “acerquen” de esta forma a quienes toman las decisiones? “No sólo la duda razonable sobre quien pasa de lo público a la privado y viceversa”, agrega Chuaqui-, sino además se consolidan los números que arrojó una encuesta del PNUD hecha hace dos años: “El 75% de los chilenos piensa que el poder sigue igual o está cada vez más concentrado -cita el director del Instituto de Ciencia Política de la UC-, y esa escasa percepción de la dispersión del poder es grave para un sistema democrático”.

Legislar, prohibir, indemnizar
¿Qué hay hasta ahora? La Ley Orgánica Constitucional de Base de la Administración del Estado establece que “son incompatibles las actividades de las ex autoridades y los ex funcionarios de una institución fiscalizadora con otras que impliquen una relación laboral con entidades del sector privado sujetas a la fiscalización de ese organismo. Esta incompatibilidad se mantendrá hasta seis meses de haber expirado en funciones”.
Las salidas a la puerta giratoria pueden ser varias. La diputada Sepúlveda propone que sean los propios partidos políticos quienes regulen internamente a sus militantes. En el Instituto de Ciencia Política de la UC opinan que eso resuelve poco o nada el tema. “Los partidos lo pueden pedir a sus militantes, pero no los pueden obligar. Eso no da garantías al ciudadano como sí las entrega una ley de la República. Y esa ley -se extiende Chuaqui-, debe obligar a que los partidos no tengan lobbystas entre sus militantes”.
Guillermo Holzmann recuerda que el tema lleva más de 15 años de debate y que está pendiente desde que se impulsó la agenda pro-crecimiento. Es más, la próxima semana habrá sesión en el Congreso para regular el lobby. Una salida, según Holzmann, está en las restricciones que existen en otros sistemas democráticos. “En Estados Unidos y Europa quienes han detentado altos rangos o cargos públicos no pueden vincularse a empresas privadas por espacio de hasta un año, pero la ley establece indemnizaciones para que dichas personas puedan sostener su nivel de vida”, dice, de manera que el ex ministro no quede económicamente “liquidado” por no poder ejercer su funciones fuera del aparato público.

martes, abril 18

La pesadilla "debería" acabar

PAOLO FLORES D'ARCAIS

EL PAÍS - Opinión - 18-04-2006

La pesadilla debería haberse terminado. Utilizo el condicional porque, a día de hoy, día de Pascua, Silvio Berlusconi todavía no ha reconocido su derrota. Por el contrario, sigue hablando de fraude y declara que espera que el recuento final reconozca su victoria. O bien, de forma contradictoria, habla de victoria moral, de un país dividido en dos, de la necesidad de un Gobierno de gran coalición. En definitiva, alterna la táctica del palo y la zanahoria, como si el dominus de la situación siguiera siendo él. Se comporta de este modo porque puede permitírselo. Porque, en efecto, el dominus sigue siendo él y seguirá siéndolo hasta que no se hayan resuelto las anomalías que convierten hoy a Italia, desde un punto de vista liberal clásico, en una no-democracia. De hecho, en una democracia liberal prima la división de poderes. La autonomía recíproca y el recíproco equilibrio de poderes entre las diversas esferas. La democracia liberal es un sistema de autonomías que impide a los poderes "hacer bloque", "hacer establishment", ya que supondría un riesgo y sería la antesala del totalitarismo. Y no se trata sólo de los tres poderes de Montesquieu, obviamente. En una democracia liberal moderna son y deben ser autónomos (y con un control recíproco, incluso hasta el conflicto) el poder político, el poder económico, el poder sindical, el poder mediático, el poder cultural (además, como es obvio, del judicial; en cuanto al poder de la iglesia, no debe existir ninguno). Y dentro de cada poder, no se admite el monopolio, sino que es taxativo el respeto al pluralismo.

Son cosas obvias. Pero son cosas que en Italia, desde hace años, han sido abolidas. Y hasta que no sean restauradas no se podrá hablar de democracia. En Italia, las frecuencias nacionales de la televisión comercial (sobre el papel cuatro, pero en realidad tres) están todas en manos del mismo empresario. Una violación no sólo del principio liberal, sino del estrictamente librecambista, de un mercado competitivo (al menos, un poco competitivo). En Italia, la televisión pública (tres cadenas) está controlada por los partidos y no bastará con sustituir la hegemonía de la mayoría de Berlusconi por la de la mayoría de centro-izquierda para tener una información televisiva digna de este nombre.

En una democracia liberal quien tiene un poder absoluto económico y/o financiero no puede participar en el poder político (a menos que renuncie al poder económico mediante un blind trust). Que un mismo sujeto pueda tener un poder absoluto a nivel económico y mediático y sumarles un poder político similar (incluso en la oposición) entra dentro de las cosas impensables en la teoría y en la práctica liberal. En Italia, en cambio, es la norma desde hace años. Y sólo gracias a esta anormal normalidad Berlusconi sigue comportándose como si hubiese ganado las elecciones, ya que hasta que no se le haya arrebatado el poder anómalo e ilegal que atesora, podrá efectivamente amenazar y tomar el control de la mayoría parlamentaria de Prodi. E incluso tratar de comprar a algunos senadores (ya desde hace un par de días en la prensa se alientan manejos en esta dirección).

Porque, a nivel electoral, el país está efectivamente partido en dos, pero ya no se recuerda que el (casi) 50% del consenso berlusconiano es producto del (casi) 100% de control mediático del propio Berlusconi. Hace poco más de un mes, todas las encuestas señalaban una distancia entre Prodi y Berlusconi de entre el 10 y el 15%. Ha bastado un mes de ocupación total de las pantallas por parte de los defensores de Berlusconi y de una desinformación científica y sistemática (modelo Bréznev, si Bréznev hubiese sido capaz de inteligencia posmoderna) para reducir la distancia a cero. En realidad, el control total de los medios de comunicación ha permitido a Berlusconi hacer creer a un número decisivo de electores que Prodi quería subir los impuestos. Ha sido suficiente. La mentira ha sido repetida de todas las formas y en todos los programas (incluso en los de entretenimiento) como si se tratase de un hecho comprobado, sobre el que pulsar las diferentes opiniones. Era un embuste arriesgado, pero de nada sirvieron los desmentidos de Prodi. En las dos últimas semanas sólo se ha hablado de ello: del "comunista" Prodi que había decidido aumentar los impuestos, sobre los bienes inmuebles, sobre las herencias y sobre los bonos del tesoro (en definitiva, sobre todo lo que afecta de forma directa a la clase media). Por otro lado, el bombardeo sobre los impuestos ha permitido dejar de lado todos los demás temas que eran motivo de desencanto entre los electores de centro-derecha y que impulsaban a numerosos ciudadanos (que cinco años antes habían votado a Berlusconi) a no acudir a votar: desde el aumento del coste de la vida hasta la situación desastrosa de las cuentas públicas, pasando por la crisis de la sanidad y el desplome de la escuela y de la investigación científica.

Algunos dirán que la televisión no lo explica todo, que los motivos del continuo consenso alrededor de Berlusconi son otros. Desde luego, también son otros (en otro momento podrán ser analizados). Pero su increíble recuperación en el último mes se ha producido toda ella a través de la minoría desencantada de su electorado, que desde luego no habría votado a "los comunistas", pero que tenía la intención de quedarse en casa. El control absoluto de la televisión ha sido más que suficiente para aterrorizar a uno de cada 10 italianos y para condicionar de forma decisiva el resultado de la votación.

Volvamos al principio: la pesadilla debería haberse terminado. Creo que ahora queda claro por qué es necesario utilizar el condicional. Si el Gobierno de Prodi no sabe acabar de inmediato con el control absoluto de los medios de comunicación por parte de Berlusconi (devolviendo las frecuencias de televisión a una pluralidad de individuos dentro de una competencia empresarial-cultural), si no logra promulgar una ley que obligue a elegir entre el poder económico (no sólo mediático) y el poder político, si no consigue hacer que sean inmediatamente operativas unas medidas que castiguen con severidad los delitos de los jefes de empresa (en los Estados Unidos de Bush, que no es precisamente un bolchevique, por falsear un balance contable te pueden caer 20 años de cárcel) y cualquier tipo de relaciones entre los negocios, la política y la mafia, Berlusconi seguirá siendo el dominus de la anomalía italiana. Y si, pasado un año, hubiera que volver a votar, tendría muchísimas posibilidades de vencer. Los problemas de Italia son muchos, pero el primer problema y el más crucial es éste. Y hasta que no se haya cortado de raíz, se podrá aplicar a la Italia de hoy lo que escribió Dante Alighieri hace casi ocho siglos: "Italia, sirviente de un hostal del dolor / nave sin piloto en una gran tempestad / no es dama de provincia sino de burdel".
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Paolo Flores d'Arcais es filósofo italiano, director de la revista MicroMega.

viernes, marzo 31

Los valores postmaterialistas, por Gonzalo Martner


Una manera de apreciar la evolución de las sociedades y sus mentalidades es el papel que en ellas juegan los llamados “valores postmaterialistas”, en contraste con aquellos vinculados a la “vida material”, en la expresión del historiador Fernand Braudel. De hecho, algún analista de las motivaciones respectivas de Felipe González y de Rodríguez Zapatero en España distinguía en el primero, a propósito de cumplirse dos años de la recuperación del gobierno por los socialistas, la preocupación esencial por la “supervivencia”, que se tradujo en la construcción en España de un amplio Estado de Bienestar (con un uno por ciento anual de incremento de la carga tributaria respecto al PIB en 12 años, según datos de la OCDE, para ilustración de los admiradores liberales de Felipe), y de la modernización productiva dolorosa en el marco de la integración a Europa. En el segundo, en cambio, y en la generación que lo acompaña, establecidas las bases del bienestar económico, se encarnaría una motivación esencial en “la búsqueda de la felicidad”, con la consecuente agenda centrada en la paz y el retiro de tropas de Irak, el matrimonio de homosexuales, el rediseño del mapa de las autonomías, por ejemplo.
En Chile, como tantas veces, no vivimos las cosas tan secuencialmente y las realidades son muy distintas, pero algo de eso hay. La llegada a la Presidencia de la República de Michelle Bachelet en sí misma representó una victoria en toda la línea en contra del conservadurismo y de la resignación frente al statu quo que fueron cultivando penosamente las nuevas élites. "En esta vuelta es imposible ganarle a la derecha" y “una mujer no puede ser Presidente de Chile” se escuchó entre los bien pensantes por mucho tiempo, "no seamos ingenuos, el candidato va a ser Frei o Inzulza", hasta que la voluntad de cambio de los chilenos y chilenas dijo contundentemente otra cosa y el sistema de partidos se adaptó con bastante fluidez, más allá de lo que se ha dicho, a esa realidad. Y luego nadie creyó en la firmeza de carácter de la Presidenta, que llevó la paridad hombre-mujer en sus nombramientos más lejos que en los escasos países de occidente que la practican: “el gobierno no va a ser eficiente con tanta mujer sin competencias suficientes en tan altas responsabilidades” fue de nuevo el comentario de los bien pensantes, como si la competencia y la incompetencia no se distribuyeran en mismas proporciones entre hombres y mujeres. No aprovechar la mitad de la inteligencia de una nación es lo verdaderamente poco inteligente. Y la deslegitimación social de la discriminación de la mujer ha avanzado con pasos gigantes. Todo lo cual sin costo presupuestario...
El miércoles 29 de marzo la Presidenta de Chile asistió en persona al acto de recuerdo del asesinato de Guerrero, Nattino y Parada que horrorizó al país hace 21 años por su brutalidad extrema. Y asistió para marcar definitivamente un rumbo al decir con emoción: “la memoria de miles no admite ningún punto final” y ”los tribunales van a continuar estableciendo la verdad y la justicia sin excepción, porque la dignidad de Chile así lo exige”. ¡Qué contraste con los devaneos de algunos de los liderazgos de estos años eternos de transición! ¡Qué tranquilidad saber que nos gobierna una persona que no renuncia a sus valores una vez que llega a la máxima responsabilidad pública! Los valores de la memoria y de la dignidad de un país que no tolera que se asesine, viole, desaparezca sin consecuencias quedan ahí restablecidos con la capacidad de simbolización que la función presidencial tiene. La deslegitimación social de la pretensión de impunidad sigue avanzando a pasos gigantes. Y sin costo presupuestario...
Chile es hoy un país mejor por que se va haciendo cargo de sus valores “postmaterialistas” esenciales, con talento, sin estridencias, con la profundidad que requiere una tarea de tamaña dimensión.
Pero claro, la “vida material” existe y de qué manera, y sigue siendo especialmente angustiante para los más desposeídos. La agenda del bienestar en materia de pensiones (con un inicial pequeño salto para las asistenciales y mínimas), de empleo, de salud (con la corrección de esa iniquidad de limitar el acceso a las mujeres que tienen dinero a la píldora del día después), de vivienda, sigue ahí presente. Y la agenda de futuro de la educación, de la innovación tecnológica, del medio ambiente y el urbanismo, mantienen como nunca su urgencia, porque se juega el destino de las futuras generaciones. Pero abordarlas, porque Chile está lejos de la mínima decencia en la materia y su economía le permite y necesita dar pasos mucho mayores, es tanto más factible con una democracia consolidada y con los valores de la dignidad humana crecientemente compartidos en la sociedad.